el jardín de senderos
que se bifurcan.

(...) Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas la posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma (...)

J. L. Borges

Lectura compartida del relato homónimo de Borges. Al entrar a la sala, el espectador recibe un ejemplar del texto para leer durante la proyección, con la particularidad de que los ejemplares repartidos están intervenidos –modificados, reescritos– de manera que cada uno sea diferente y único. En uno, el protagonista muere antes de cumplir su misión; en otro, es capturado; en otro, cumple su misión sin ser capturado. Etcétera. Llevando a la práctica la concepción del tiempo desarrollada por Borges en el relato (infinitas posibilidades suceden simultáneamente en planos de realidad diferentes). En otro plano de realidad, el de la pantalla, alguien lee el texto original sentado en el alféizar de su ventana.